
A comienzos del siglo XXI, en el año 2000, un grupo de ciudadanos —quizás idealistas, quizás tercamente esperanzados— nos dimos cita en torno a un propósito compartido: devolverle a Salamina el rumbo, la dignidad y la esperanza. Así nació una organización cívica con vocación política, cuya primera acción fue participar activamente en las elecciones locales. Nuestro símbolo, una media mariposa multicolor sobre la bandera de Salamina, enmarcada entre las palabras Reconstrucción y Convivencia pacífica, encarnaba el sueño de una transformación sin odio, sin exclusión, sin fanatismos. Aquella palabra, “pacífica”, se resignificó como P.A.S.ifica, y con ella nació nuestro lema: “Para volver a creer”.
La propuesta era clara: entre todos, sin importar credos, colores o apellidos, construir la otra mitad de la mariposa. Apostábamos a la convivencia, a la unidad ciudadana, a deponer los intereses personales en favor del bien común. Estuvimos cerca. Pero la fuerza invisible de la inercia social y política nos detuvo. El paso del tiempo, sin embargo, ha demostrado que ese anhelo sigue más vigente que nunca. Salamina, dos décadas después, no ha cambiado lo suficiente. La inercia se pasea hoy por sus calles y veredas. La desidia cobra factura. Y el clamor por una renovación ética y social se hace urgente, una vez más.
Por eso hoy renace PAS, Por Amor a Salamina, como movimiento ciudadano, como grito colectivo, como nuevo capítulo de nuestra historia. No como nostalgia, sino como convicción. Volvemos a soñar en unidad, en diálogo, en el poder de las causas comunes. Reabrimos las puertas a toda persona que quiera sumar y construir. No preguntamos de dónde viene, sino hacia dónde quiere ir. Apostamos a una Salamina incluyente, joven, justa y participativa, donde las mujeres, los campesinos, los maestros, los artistas y cada ciudadano tengan voz y lugar.
Proponemos resignificar nuestra bandera: el azul como armonía de ideales, el rojo como civismo y solidaridad, el blanco como convivencia pacífica. Aspiramos a que este legado se convierta en herencia para las nuevas generaciones. Que no se pierda la capacidad de asombro, ni la voluntad de cambiar lo que duele. Que no nos registre la historia como una generación indiferente, sino como una que decidió actuar.
Hoy, como en 1927 lo escribió Tomás Calderón Ramírez en el himno del Carnaval de Salamina, queremos volver a ese fervor olvidado. Recuperar el sentido de pertenencia, el valor de lo colectivo, y el coraje cívico. Planteamos el ejercicio de la democracia real: con igualdad de oportunidades, sin exclusiones. Queremos aprovechar los mecanismos legales de participación, y ejercer los derechos constitucionales que garantizan nuestra voz.
Como dijera el presidente Buchanan: “Los peores llegan al poder porque los mejores no desean hacerlo”. En PAS, los mejores no se rinden. Hoy, más que nunca, Por Amor a Salamina, seguimos construyendo la otra mitad de la mariposa, ¡Ayúdanos a construirla!.
